La chatarra ferrosa es uno de los tipos de chatarra más importante y que más se recicla en todo el mundo.
Si quieres saber qué es la chatarra ferrosa, por qué es tan importante y cómo es su proceso de reciclado, en este artículo te lo contamos.
La chatarra ferrosa es la que está compuesta por metales que incluyen el hierro entre sus componentes, ya hablemos de metales o aleaciones de los mismos.
Este tipo de chatarra es uno de los que más se recicla en todo el mundo, ya que aquí se incluye el acero (que no es otra cosa que una aleación de hierro y carbono, más otros posibles elementos), metal que se degrada muy poco en los procesos de reciclado y tiene muchas posibles aplicaciones.
Por ejemplo, la chatarra de electrodomésticos, automóviles, ferrocarriles, piezas de acero, estructuras y otros elementos constructivos, mermas industriales… todo ese tipo de chatarra es ferrosa.
Diferencia entre metales ferrosos y no ferrosos.
Complementando la pregunta anterior, es importante diferenciar los metales ferrosos de los no ferrosos.
En el grupo de los ferrosos (incluyen hierro en su composición) están los aceros, ya sean suaves, al carbono o inoxidables, las fundiciones, el hierro forjado, etc. Una característica de todos los metales ferrosos es que son magnéticos, lo que facilita que puedan ser separados de los metales no ferrosos.
Por otro lado, los metales no ferrosos son los que no incluyen hierro en su composición, como puede ser el aluminio, cobre, latón, estaño, etc.
El proceso general de reciclado de la chatarra ferrosa pasa por las siguientes fases.
Clasificación de la chatarra.
En primer lugar se realiza un proceso de clasificación y homogenización de la chatarra, ya que esta puede venir de distintas fuentes y en calidades muy diferentes, por ejemplo:
Dependiendo del tipo de chatarra ésta puede pasar por un proceso de fragmentación para poder separar después la chatarra férrica de la no férrica. Las piezas alargadas que no tengan mucho espesor (menos de unos 6 mm aprox.) pasan por un área de cizallado. Las piezas más gruesas normalmente se trabajan mediante soplete.
Compactación.
Una vez clasificada la chatarra se realiza una compactación para que pueda transportarse de forma más sencilla, tarea que se realiza utilizando empaquetadoras o presas, ya sean móviles o fijas.
Control radiológico.
Este proceso se realiza para impedir que el producto resultante tenga fuentes contaminantes, es decir, incorpore otros materiales o sustancias no deseadas.
Transporte.
Normalmente realizado en camiones grúa que pueden manipular, cargar y descargar los metales por sí mismos. Dependiendo del origen, el material también se puede transportar por medio de contenedores.
Fundición.
Los productos ya clasificados se envían a las acerías o fundiciones para volverlos a fundir, purificarlos y eliminar posibles contaminantes. Una vez hecho esto, se vuelve a solidificar en diferentes formatos para venderse como materia prima para otros procesos de fabricación.
Decíamos al inicio de este artículo que la chatarra ferrosa es una de la más reciclada. Esto es porque al reciclarse sus propiedades permanecen inalteradas. El acero reciclado ofrece una gran durabilidad y puede usarse en diversidad de procesos de fabricación, ya sea para electrodomésticos, automóviles, tuberías, construcción y edificación, etc.
El acero es uno de los metales más usados en construcción ya que conserva su resistencia muy bien con el paso de los años. Por eso es parte fundamental en las estructuras de puentes, rascacielos, etc.
La clave de su gran aplicabilidad es que su durabilidad y resistencia se mantiene tras su reciclado. Es decir, el acero usado y reciclado puede usarse sin temor ya que tendrá la misma resistencia y duración que el recién fabricado.
A esto hay que añadir que el uso de acero reciclado favorece el ahorro energético, porque requiere menos energía y tiempo producir acero reciclado a partir de chatarra que extraer mineral y forjar el metal desde cero.
Las cifras que se manejan en el sector dicen que por cada tonelada de acero reciclado se ahorra aproximadamente una tonelada y media de mineral de hierro, un 85% de agua, un 80% de energía y un 95% de carbón, todo en comparación con lo que costaría crear la misma cantidad de acero de primera producción.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que el acero reciclado mantiene sus propiedades intactas, requiere de menos tiempo, energía y otros recursos para ser fabricado y además favorece un menor impacto ambiental, su uso está más que justificado.
Es importante conocer los beneficios que tiene el reciclado de metales y las diferencias y particularidades de cada tipo. En el caso de la chatarra férrica destaca su gran capacidad para ser reciclado sin perder propiedades, el uso tan extendido que tiene (está presente en muchos productos) y su gran potencial de aplicación una vez reciclado.
Sin duda, apostar por la recuperación de la chatarra ferrosa es una buena decisión.
Vivimos en un mundo con recursos finitos donde cada vez es más complicado conseguir suministros, por eso en Chatarras Sánchez apostamos por dar nuevas vidas a la chatarra ferrosa.
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