El reciclaje está ganando cada vez una mayor relevancia, aunque a veces tengamos dudas sobre qué desechar en cada contenedor. Casi todas las personas podemos tener claro qué echar en los contenedores de reciclaje, por ejemplo, el papel va al contenedor azul, pero ¿qué hacer por ejemplo con una bombilla?
Según Ecoembes, se depositaron 13,96 kg de envases de plástico, latas y briks por habitante en el contenedor amarillo y 16,1 kg en el contenedor azul (un 5,76% y un 3,87% más que el año anterior respectivamente), lo que equivale a 1.142 envases por habitante en el amarillo, y 644 por habitante en el azul durante 2017.
El 99% de los españoles tiene acceso a recogida selectiva con una media de un contenedor cada 100 metros.
Podemos encontrar los siguientes tipos de contenedores principalmente:
Como ya sabemos, cada contenedor está hecho específicamente para albergar un tipo de residuos concreto. Podemos encontrar los contenedores amarillos, azules, verdes y marrones. Las características generales, seguramente las conozcas, pero últimamente ha habido cambios, y seguro que hay alguna curiosidad que te sorprende…
El contenedor amarillo lleva más de 20 años en funcionamiento en España. Dentro de este contenedor, debemos depositar, botellas y envases de plástico, envases metálicos (latas, bandejas de aluminio, aerosoles, botes de desodorante…) y briks de leche, zumos o sopas. Aunque podamos tener esto claro, existen una serie de productos que pueden acabar en el contenedor equivocado, lo que se conoce como residuos “impropios”.
Es lógico pensar que todos los objetos que estén fabricados con plástico y que ya no nos son de utilidad, van al contenedor amarillo, pero no siempre es así. En el contenedor amarillo debe depositarse exclusivamente lo citado anteriormente. No deben depositarse: juguetes de plástico, biberones y chupetes, utensilios de cocina o los cubos de plástico, los cuales deben ir al contenedor de restos.
Todos los envases que van a parar al contenedor amarillo son transportados a las plantas de selección, y de allí a sus respectivos recicladores. ¿Sabías que con 6 briks puede hacerse una caja de zapatos, 40 botellas de plástico pueden convertirse en un forro polar o que 80 latas de refresco pueden transformarse en una llanta de bicicleta? También, 8 botes de conserva pueden tener una segunda vida como olla de cocina, 22 botellas de plástico una camiseta y 550 latas pueden ser una silla. ¡Y estos son solo algunos ejemplos!
Los contenedores azules, al igual que los amarillos, llevan más de 20 años en funcionamiento en España.
Este contenedor suele ser fácil de distinguir y de usar, ya que está destinado para papel y cartón exclusivamente. Esto pueden ser envases de alimentación, calzado, productos congelados, papel para envolver, papel de uso diario…
¿Y cuáles son los residuos impropios más habituales en este contenedor? Los errores más comunes son con el brik. Al pensar que es cartón, se piensa que este contenedor es su destino, pero no es así. El brik va siempre al contenedor amarillo, ya que está compuesto por cartón, plástico y aluminio. Además, los desechos diarios como servilletas de cocina o papeles sucios deben ir con el resto de desechos orgánicos al contenedor marrón, ya que muchos llevan aceite y esto imposibilita el tratamiento del material. Los pañales también deben ir con los residuos orgánicos.
Estos envases son trasladados a plantas de recuperación donde se limpian, se clasifican según los tipos de papel y se prensan en balas de dimensiones y peso estandarizados. Una vez listos, se transportan hasta una fábrica de papel, donde se transforman en bobinas de papel nuevo, que se convertirán en cajas de zapatos, cereales, folios, periódicos…
¿Sabías que 8 cajas de cereales pueden hacer un libro?
En el caso del contenedor verde, debemos depositar botellas de vidrio, frascos de vidrio (como perfumes o colonias) o tarros de alimentos (mermeladas, conservas, etc.)
Pero al igual que en el contenedor amarillo, también pueden encontrarse residuos impropios. ¡Ojo, es muy importante diferenciar el vidrio del cristal! Al verde solo debe ir al vidrio. Algunos errores comunes se dan cuando llega la hora de reciclar bombillas, espejos, ceniceros, vasos y vajillas, que deben llevare al punto limpio o a centros de recogida.
Además, el vidrio es uno de esos materiales que puede reciclarse infinitamente sin perder ninguna de sus propiedades. Tras recogerse, se lleva a la planta de tratamiento para triturarlo y librarlo de impurezas para después ir a la fábrica de envases, donde se le dará una nueva vida.
En 2017 se estrenó en Madrid el contenedor marrón. Este surge como división del tradicional contenedor gris de restos orgánicos. En algunas Comunidades Autónomas ya no son lo mismo el cubo orgánico, ahora de color marrón, y el cubo de restos, de color gris.
Con los residuos orgánicos puede hacerse compost o biorresiduo que pueden aprovecharse como fertilizante e incluso como generador de energía. Lo que debe depositarse en el contenedor marrón son: restos de alimentos como pieles de frutas, espinas de pescado, plantas, cascaras de huevo o posos; o servilletas y papel de cocina usados.
Los impropios que acaban en este contenedor son los restos no orgánicos como objetos de cerámica, pañales, colillas, chicles, toallitas húmedas, arena para mascotas, pelo, polvo, etc.
Fuente: Ecoembes